La II República
El período conocido como la II República en España es probablemente el más controvertido en cuanto a las interpertaciones historiográficas posteriores. Es necesario despojarse de prejuicios ideológicos y enfocar el período desde la necesaria objetividad histórica.
Proclamación de la II República. Puerta del Sol. 14 de abril de1931 |
Para desarrollar el tema, os sugiero que planteéis las diferentes partes:
- Antecedentes: Hay que nombrar, al menos, tres hitos. Primero, la dictadura de Primo de Rivera; en segundo lugar, la firma del Tratado de San Sebastián por parte de los grupos republicanos de izquierda, derecha y centro para derrocar a Alfonso XIII; y finalmente, la insurrección de Jaca protagonizada por Fermín Galán y Ángel García Hernandez, seguida por la del Aeródromo de Cuatro Vientos, de Queipo de Llano y Ramón Franco, ambas entre el 12 y el 15 de diciembre de 1930.
- La proclamación de la República: en un intento de Alfonso XIII por regresar a la normalidad constitucional anterior a la dictadura de Primo, se convocan elecciones en abril de 1931. En ellas, obtuvieron la victoria en 40 de las 51 grandes ciudades los partidos republicanos. De poco sirvió el engranaje del caciquismo en el ámbito rural. El voto urbano, libre del control de los caciques y del gobierno, fue definitivo para que Romanones aconsejara al Rey la salida del país, lo que hizo para "evitar un derramamiento de sangre". El 14 de abril se proclamaba la República en Eibar primero y en buena parte de los grandes ayuntamientos después.
- Gobiernos provisionales y Cortes Constituyentes: el primer gobierno se formó de forma provisional bajo la presidencia de Niceto Alcalá Zamora, miembro de la Derecha Liberal Republicana y católico. Su composición era tan heterogénea que incluía desde la Derecha Liberal Republicana (Alcalá Zamora y Miguel Maura), hasta el PSOE (Largo Caballero, Indalecio Prieto y Fernando de los Ríos), pasando por el centrista Partido Radical (Alejandro Lerroux y Diego Martínez Barrios), los radicales socialistas (Albornoz y Marcelino Domingo), Alianza Republicana (Manuel Azaña) y los nacionalistas, gallegos y catalanes (Casares Quiroga y Nicolau D'olwer, respectivamente).
Primer gobierno provisional. Sentados, a la izquierda Alcalá Zamora y Azaña a la derecha |
Este primer gobierno provisional tenía como primero y principal objetivo dotar al país de una nueva constitución cuyo debate en las Cortes marcará los primeros meses de la actividad parlamentaria. Paralelamente a este duro debate, el gobierno decidió que había ciertos asunto improrrogables a los que había que darles solución de forma más inmediata. Muchos de estos problemas formaron parte de los debates constituyentes, y otros fueron decisiones tomadas por diferentes ministros. Podríamos enumerarlos de la siguiente manera:
- El problema militar. El ministro de la Guerra, Manuel Azaña consideró la necesidad de hacer una reforma militar que modernizase el Ejército y fidelizase a la oficialidad al nuevo régimen. Por ello, obligó a jurar fidelidad a la República los cargos militares, redujo el número de oficiales, retiró a muchos de ellos con el sueldo íntegro y cerró academias militares.
- La organización territorial del Estado. El gobierno provisional planteó canalizar las ansias autonomistas de las diferentes regiones del Estado concediendo autonomías. Así, Cataluña fue quien primero consiguió consensuar y aprobar un Estatuto de Autonomía (Estatuto de Nuria) mientras que el País Vasco vio ralentizado su proyecto de Estatuto en Estella por la oposición de Navarra a ser incluido en los términos que se planteaba. Aún con todo, se abría el camino hacia un Estado Integral compuesto por diferentes regiones (y alejado de la experiencia federalista de la I República y que tan malos resultados dio) que recogería la futura constitución.
- La cuestión agraria: Largo Caballero inició la necesaria transformación agraria con la aprobación de una nueva legislación laboral que mejoraba sustancialmente las condiciones laborales del campo, como la jornada de ocho horas, salarios mínimos y la obligatoriedad de establecer contratos con los jornaleros que vivieran en los municipios donde se encontraban las tierras. Estas reformas precederán a otra de mayor enjundia, que será la Ley de Bases de la Reforma Agraria que se aprobará en 1932.
- La cuestión educativa. La pretensión de universalizar la educación partiendo de los preceptos de la Institución Libre de Enseñanza llevó al gobierno a crear hasta 7000 nuevas plazas de maestro y construir 6750 nuevas escuelas, que también estarían dirigidas a la población adulta. El objetivo era reducir considerablemente el analfabetismo y terminar con el monopolio educativo de la Iglesia. Ésto último fue debatido el el transcurso de los duros debates sobre la cuestión religiosa.
- La cuestión religiosa. Sin duda, el debate más caliente y feroz se llevó a cabo en torno a esta cuestión, que se concentró en la redacción de los artículos 26 y 27 de la futura constitución. Se trataba de proclamar el Estado Laico y de desarrollar una legislación que echaría por tierra todos los priviliegios que había ostentado la Iglesia Católica en España desde hacía siglos. Además de la laicidad del estado, se aprobó acabar con la aportación económica del mismo a la Iglesia, prohibir las actividades de las congregaciones religiosas en enseñanza, industria y comercio y expulsar a aquellas que tengan como voto la obediencia al Papa antes que al Jefe del Estado (en clara alusión a los Jesuitas). La aprobación de estas medidas provocó la salida de Alcalá Zamora y Maura del gobierno y el nombramiento de Azaña como presidente del gobierno en octubre de ese año 1931, dando inicio al segundo gobierno provisional.
- Constitución de 1931. La elecciones a Cortes Constituyentes se celebran en Junio con amplia mayoría de los radicales y socialistas, por lo que su impronta quedará patente en la aprobación de su articulado. Su aprobación será el 9 de diciembre. Tiene 9 títulos y 125 artículos. Los principios más relevantes que recoge son los siguientes:
- España se denomina como una República de trabajadores de toda clase. Aboga por la igualdad social.
- Establece el principio de soberanía popular.
- Recoge una amplia declaración de derechos, como el sufragio universal masculino y femenino para mayores de 23 años, matrimonio civil y divorcio, derecho a la educación pública y laica y la subordinación de la propiedad privada al interés público.
- España se declara Estado Laico.
- La división de poderes se establece en tres: el poder ejecutivo lo ostentan de forma compartida el Presidente de la República y el Presidente del Gobierno (aquél nombra a éste) y los ministros; el legislativo lo ejecerá el Congreso de los Diputados como única cámara; el judicial será independiente y se crea el Tribunal de Garantías Constitucionales para dirimir en conflictos entre el Estado y las Autonomías.
- Creación de Autonomías como entes regionales de libre configuración que gozarán de Estatutos propios, aunque se mantiene la unidad del Estado. Se denomina Estado Integral.
Constitución de 1931 |
Al día siguiente de la aprobación de la Constitución las Cortes nombran Presidente de la República a Niceto Alcalá Zamora, quien nombra a Manuel Azaña como Presidente del Gobierno. Termina así el segundo gobierno provisional y comienza una nueva etapa marcada por el gobierno reformista de Azaña.
A
partir de ahora, el tema lo dividimos en tres fases desde el punto de
vista de la evolución política: el bienio reformista (diciembre
1931-noviembre 1933), el bienio conservador (noviembre 1933-febrero1936)
y el gobierno del frente Popular (febrero-julio 1936).
El
10 de diciembre de 1931, aprobada la Constitución republicana, fue
nombrado por las Cortes Niceto Alcalá Zamora Presidente de la República
Española. Su carácter conservador y católico agradaba a los partidos de
derecha, mientras que su compromiso con la República le hacía ser bien
valorado por las izquierdas republicanas.
Niceto Alcalá Zamora |
Manuel Azaña |
El primer gobierno constitucional de la República estaba dirigido, como ya sabemos, por Manuel Azaña. Éste formó un gabiente integrado básicamente por republicanos de izquierda, dejando fuera a los radicales de Lerroux y, por supuesto, a la derecha republicana. Continuó con las reformas emprendidas durante los meses anteriores y puso en marcha la más polémica, difícil y necesaria de todas las que activó: la Reforma Agraria.
La
situación del campo en España, como ya hemos visto, era de una gran
diversidad: al norte, predominio de minifundios en manos de pequeños
propietarios que prácticamente sobrevivían con su producción, mientras
que en el sur se concentraban multitud de latifundios en manos de
terratenientes (nobles o burgueses) que no estaban adecuadamente puestos
en explotación mientras que existía una gran masa campesina de
jornaleros en paro o con situación de trabajo estacional, mal pagado y
sin garantías. El objetivo de la reforma de Azaña era acabar con esta
situación expropiando ciertas tierras y asentando en ellas a jornaleros
sin tierra.
La
forma de hacerlo pasaba por la expropiación de tierras, siguiendo dos
modalidades: por un lado, sin indemnización, para aquellas tierras en
manos de grandes nobles; por otro, con indemnización, que era el resto
de la tierras expropiable (la próxima a los municipios, la que estando
en áreas de regadío no usaba el regadío y la mal cultivada o sin
cultivar). Para gestionar todo esto, creó el Instituto para la Reforma
Agraria (IRA) que debía de listar las tierras expropiables, administrar
las indemnizaciones y asentar a los campesinos.
La
reforma agraria encontró la oposición de las clases propietarias y
terratenientes que vieron cómo iban a perder su capital agrario por un
bajo precio, quienes apoyaron el intento de golpe de estado perpetrado
por el general Sanjurjo. Por otra parte, la escasa financiación
(recordemos que tan solo han pasado tres años desde el crack del 29 y
aún la crisis financiera está viva) ralentizó mucho las expropiaciones,
lo que provocó que la masa campesina se inquietase y llevase a cabo
movilizaciones contra el gobierno por incumplir la promesa. Precisamente
una de estas revoluciones, la que se produjo en Casas Viejas, provocó
una masacre cometida por la Guardia Civil y la de Asalto en enero de
1933 y prendió en la opinión pública debilitando al gobierno y a las
izquierdas hasta el punto de culminar con la disolución del gobierno
(hubo más motivos, pero este restó apoyo popular al gobierno) y la
convocatoria de elecciones en noviembre de ese año 1933.
Alejandro Lerroux |
Así
las cosas, y con el sufragio femenino por primera vez en la historia,
la derecha arrasó en las elecciones, siendo seguidos de cerca por el
partido Radical. Alcalá Zamora, tratando de evitar una polarización
precipitada de la política en España y ante la escasa fidelidad mostrada
por la CEDA al régimen republicano, decidió formar gobierno con
Alejandro Lerroux, que dejó fuera a la CEDA y nombró un gobierno muy
moderado de centro. Pronto la división interna en su partido obligó a
modificar los ministerios y entraron tres ministros de la CEDA. Para
muchos esto suponía una agresión a la República, y optaron por tomar
otras medidas. Se convocó una huelga general a finales de verano
mientras el gobierno continuaba la paralización de la reforma agraria,
la militar, anmistiaba a los insugentes de la Sanjurjada de 1932,
devolvía poder a la Iglesia y frenaba la concesión de Autonomias.
Esa
huelga general estuvo muy ligada a la figura de Largo Caballero, el
representante del ala radical del PSOE. Éste defendía la revolución para
llegar a un estado socialista y, tras la entrada al gobierno de la
CEDA, dio por finiquitada la legalidad republicana. La huelga apenas
tuvo éxito en Madrid; en Cataluña, el presidente de la Generalitat
proclamó el Estado Catalán y sufrió una represion brutal por parte del
General Batet, que acabó con Companys en la cárcel. Pero donde más
importancia tuvo fue en Asturias.
Allí,
en octubre del 34, los obreros iniciaron una revolución de magnitud
nunca vista hasta ese momento. Los obreros y mineros asturianos
asaltaron cuarteles para obtener armas, represaliaron a propietarios,
clérigos y destacados militantes de la derecha, e incluso sitiaron
Oviedo. El gobierno encargó la represión a un joven Francisco Franco,
destacado militar en el norte de África quien trajo consigo a la por él y
por Millán Astray fundada Legión, y a las Tropas Regulares Indígenas.
Unos 1500 muertos y más de 30000 detenidos fue el resultado de la
revolución, incluyendo al propio Azaña que estaba en Barcelona y nada
tenía que ver con el asunto.
Mineros en la revolución de octubre del 34 |
La consecuencia más inmediata fue el incremento del control y la represión de ciertas acciones y el nombramiento de destacados militares desafectos a la República en altos cargos del Ejército, así como la entrada de mayoría de miembros de la CEDA en el gobierno (hasta cinco ministros de la CEDA entraron en el nuevo gobierno).
A finales de 1935, dos casos de corrupción (el caso Nombela y el straperlo)
salpicaron directamente a los miembros del gobierno, lo que provocó que
tras intentar sin éxito formar gobiernos estables, Alcalá Zamora
convocase elecciones para febrero de 1936. A estas elecciones la
izquierda concurrió formando un frente único al estilo francés,
denominado Frente Popular. En él se incluían los partidos Izquierda
Republicana (de Azaña, partido burgués progresista), Unión Republicana
(la escisión por Martínez Barrio dentro de los Radicales, de
centro-izquierda), PSOE (incluía a su sindicato UGT y a las Juventudes
Socialistas, partido de índole marxista con su facción moderada liderada
por Indalecio Prieto y la más exaltada dirigida por Largo Caballero),
el Partido Comunista (escisión del marxismo en España desde 1921 y
dirigido por Dolores Ibárruri, la "Pasionaria"), el Partido Sindicalista
(escisión de la CNT y fundado por Ángel Pestaña para promover la
participación obrera en política desde la óptica anarquista) y el POUM
(Partido Obrero de Unificación Marxista, dirigido por Andreu Nin que
abominaba de Stalin y seguía la línea Trostkista del comunismo). Todos
ellos tenían como meta la consecución de algunos objetivos comunes,
tales como luchar contra el fascismo, como en Francia, y sacar a los
conservadores del poder.
La
derecha trató de reorganizarse, aunque sirvió de poco. La CEDA
concurrió a las elecciones muy desgastada por su participación con los
gobiernos corruptos de Lerroux. Junto a ellos creció el Bloque Nacional,
cofundado por Renovación Española y Comunión Tradicionalista, ambos
representantes de extrema derecha y liderados conjuntamente por José
Calvo Sotelo.
Las
elecciones las ganó ampliamente el Frente Popular, y Alcalá Zamora
encargó gobierno a Azaña. Su primer propósito fue reactivar las reformas
frenadas por Lerroux, en especial el asunto de las autonomías y el
agrario, y obtener una amnistía para los detenidos y despedidos por
participar en la revolución de octubre. Pero esta vez la resistencia de
los conservadores y la presión de los obreros y jornaleros para acelerar
aún más las reformas derivarán en un clima de auténtica violencia.
Grupos armados como Falange y las JONS se destacaron hasta el punto que
su líder, Primo de Rivera fue encarcelado y Falange ilegalizada. Por su
parte, grupos de obreros exaltados sembraban el terror con la quema de
iglesias y los tiroteos callejeros. Las Cortes, de mayoría
frentepopulista, tomaron una decisión que a la postre iba a significar
un punto de no retorno: el cese del presidente de la República Alcalá
Zamora, quien hasta el momento no había gustado a nadie pero tampoco
disgustado a todos. El cargo recayó entonces en Manuel Azaña, que nombró
presidente a Santiago Casares Quiroga. Así las cosas, los militares
comenzaron a forjar una conspiración parar acabar con el régimen bajo la
batuta del "director" Emilio Mola. El gobierno debía saberlo y dispersó
a los cargos de más dudosa fidelidad y los llevó a distantes puntos del
territorio. Pero esta medida fue insuficiente.
Tras
un demoledor discurso de Gil Robles en el parlamento acerca de la
situación de violencia del país, los ánimos se caldearon aún más. Así,
el 12 de julio en Teniente Castillo, de la Guardia de Asalto (un
organismo creado por la República para defenderla) y socialista fue
asesinado en la calle por extremistas de derechas. Al día siguiente,
José Calvo Sotelo fue detenido por extremistas de izquierda y asesinado
un día después. El clima de violencia hizo que los militares
precipitaran el golpe de estado. Así, tras el asesinato de Calvo Sotelo,
Franco, que se había mostrado poco partidario del golpe todavía, dio el
paso definitivo. En Canarias se pronunció en la madrugada del día 17 de
julio, volando en el Dragon Rapid hasta el Marruecos español para
hacerse cargo de las tropas allí destacadas. El 18 de julio el golpe se
hizo extensivo a toda la península, aunque fracasó en buena parte del
país. Allí donde había triunfado no había nada que les hiciera
retroceder, por lo que España quedó partida en dos. Los militares
decidieron continuar extendiendo el golpe por la fuerza y al gobierno no
le quedó más que tratar de defender el régimen y mantener el orden
establecido. Comenzaban así tres largos años que sumieron a España en
una sangrienta Guerra Civil.
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